Londres, Reino Unido

LzT: ¡Qué alegría que hayamos podido concretar el proyecto del que te hablé en Eterna Cadencia https://www.instagram.com/eternacadencia/ hace casi un año! Los tiempos de las ideas no se condicen con los de la escritura, pero acá estamos y te agradezco que hayas mantenido el interés en participar de esta charla. Tengo ganas de saber un poco más de lo que están haciendo mis amigas y amigos escritores, entonces si te parece empiezo con una pregunta para romper el hielo… ¿Cuál crees que fue el libro peor adaptado que nos dio el cine?
GM: No sé si el peor pero una adaptación reciente de Persuasión (2022) de Jane Austin no me gusto. En un intento de transformar a Anne, el personaje principal, en una chica moderna se perdió todo el romanticismo de la novela, y el aspecto más sentimental: remordimiento de haber rechazado al hombre del que ella estaba enamorada, la melancolía, el poder de lo no dicho y del vínculo entre ellos. Los planos de cámara convierten a la protagonista en un personaje un poco chato y de una ligereza demasiado armada.
LzT: ¿Sentís que por momentos nos pasamos de corrección política inventando un pasado que no fue?
GM: Pareciera que el mundo se está volviendo en muchos lugares bastante victoriano, demasiado esquematizado en lo que se puede contar o no y además las redes sociales condicionan mucho lo que circula, la polarización política no le hace nada bien al diálogo y a la libertad de expresión.
Volviendo…me parece cualquier creación artística tiene que ver con una mirada, con una narrativa que el escritor o el director de una película eligen contar o mostrar, al mismo tiempo en realidad sabemos muy poco del pasado. Quiero decir que siempre hay algo nuevo en una adaptación, creo que en el caso citado resultaba un poco anacrónico, porque la peli en si continúa ambientada hace doscientos años. En cambio en el diario de Bridget Jones, para traer al ruedo un poco de comedia, se retoma solo un elemento del argumento de Orgullo y Prejuicio, la relación con Mr. Darcy pero el resto de la historia es totalmente inventado y situado en el presente.
Pareciera que el mundo se está volviendo en muchos lugares bastante victoriano, demasiado esquematizado en lo que se puede contar o no y además las redes sociales condicionan mucho lo que circula, la polarización política no le hace nada bien al diálogo y a la libertad de expresión
LzT: ¿Y una película donde sientas que la adaptación del libro estuvo bien lograda?
GM: La última versión de Mujercitas (2019). Los saltos en el tiempo le dan
agilidad a la historia y se adaptan a un espectador más actual, aunque sigue siendo una adaptación de época. Los actores son maravillosos y los vínculos entre los personajes siguen teniendo frescura y universalidad. Muchos diálogos siguen vigentes hoy en día. Louisa M. Alcott era sin duda una adelantada en muchos aspectos y Jo March sigue generando entusiasmo.
LzT: Pasando al tema que nos convoca me gustaría saber cuándo empezaste a escribir y cuándo sentiste que la escritura formaba parte de tu vida.
GM: Como muchas a los 6 años, en primer grado… (risas)
En realidad lo que más influye en mi escritura creo que es haber sido una lectora precoz y voraz en distintos períodos de mi vida. De los 20 a los 30 escribía poesía y también editaba artículos en publicaciones de ecología o escribía breves crónicas sobre actividades ambientales de una red de organizaciones a la que pertenecía.
El escribir y comunicar contenido profesional fue siempre una parte importante de mi actividad, y todavía lo es, escribo cuadernillos sobre ecología y cambio climático para el sector cultural y musical en distintas partes del mundo. Estoy trabajando en la producción de una serie de podcasts de Festivales, crear algo nuevo a partir de ideas es algo fuerte en mí, me gusta. Creo, porque paso mucho tiempo escribiendo no ficción, que no me animé a incursionar en la narrativa hasta la pandemia, cuando empecé a tener más tiempo para reunir notas e hilvanar textos que había garrapateado en cuadernos abandonados, algunos reencontrados en un desván.

LzT: Es interesante lo que contás, tu trabajo consiste en escribir y mostrar tus textos y si bien el interés por la ficción siempre estuvo, fue necesario un acontecimiento inesperado y durísimo como la pandemia para que sintieras la libertad de volver a revisar viejas notas y empezar a hacer algo distinto.
GM. Si, creo que hubo mucho de eso, no me dio crisis existencial pero si ganas de darle más tiempo a cosas que me gustan, entre ellas mi amor por la literatura, también volví a nadar en invierno y verano al aire libre entre otras cosas. Mis hijos además son ya más grandes y uno se replantea muchas cosas. Me parece que nos pasó a muchos y que se empezaron a gestar formatos colaborativos a distancia interesantes y motivadores.
Creo que porque paso mucho tiempo escribiendo no ficción, no me animé a incursionar en la narrativa hasta la pandemia, cuando empecé a tener más tiempo para reunir notas e hilvanar textos que había garrapateado en cuadernos abandonados
LzT: ¿En que te inspirás para escribir?
GM: Vivo lejos del lugar donde nací y mi día a día se desarrolla en varios idiomas diferentes, inglés fundamentalmente pero también portugués, un poco de italiano y leo en francés aunque no lo hablo, entonces escribir en castellano es un ejercicio para seguir conectada con la cultura en la que crecí y con los afectos. Escribo sobre emociones y sucesos que de algún modo no quiero que se pierdan.
Entonces diría que me inspira mi lengua natal, y los amigos y la familia aunque también mi enamoramiento por la naturaleza y mi interés por las distintas culturas me interrogan y me desafían a pensar. Escribir también me ayuda a ordenar las ideas y me conecta con distintas emociones y paradójicamente me sustrae un poco también de lo cotidiano. Tengo mucha curiosidad por la historia y las artes como expresión de distintas formas de sentir y entender el mundo. En mi día a día tengo contacto con artistas y organizaciones culturales, viajo a dar talleres y eso también es una fuente de inspiración aunque no lo vuelco en la ficción, por ahora pero seguramente están de otra forma.
LzT. Me encantaría leer esas historias. ¿Tenes algún ritual en tu proceso de escritura?
GM: Gracias, ¡Qué responsabilidad! Me gusta escribir en mi escritorio que mira a un jardín donde veo el paso de las estaciones, me distraigo con un petirrojo que suele venir a mi ventana y otros pájaros que juegan entre los arbustos o alguna ardilla. Me armé un rincón rodeada de plantas y libros que me envuelven y disfruto ver la vegetación crecer a mi alrededor, ya casi una selva. Tengo un limonero que florece todo el año, adentro en invierno y además tiene un aroma muy rico. La naturaleza me resulta un cable a tierra después de estar muchas horas escribiendo o dando clases por zoom.
LzT: ¿Sentís que vivir afuera modificó tu manera de relacionarte con la escritura?
GM: Desde lo idiomático, trabajando en ambos idiomas hay días que termino hablando spangles. También me gustan algunos modismos del castellano que decididamente no son porteños y que se me pegan cuando trabajo en España o en América Latina.
En cuanto a los temas, hay algo un poco nostálgico si escribo sobre Argentina o Uruguay pero también me gusta que mis intereses se hayan ampliado y me asomo con curiosidad.
Investigué sobre los lugares de donde vinieron abuelos y bisabuelos y reconecté con algunos aspectos de la historia familiar y cultural de esos lugares también. Escribí algunos textos muy cortos sobre eso y me queda pendiente una novela o una historia que transcurra en Occitane pero primero tengo otra que ya empecé ¡aunque no le encuentro la vuelta a la estructura!
Trabajando en inglés y español hay días que termino hablando spangles. También me gustan algunos modismos del castellano que decididamente no son porteños y que se me pegan cuando trabajo en España o en América Latina.
LzT; ¿Cuál es el mejor momento del día para escribir y cuánto tiempo le dedicás?
GM: Ficción solo escribo durante los fines de semana y en vacaciones, no es mucho pero es el tiempo que tengo y lo disfruto. También cuando viajo por trabajo aprovecho horas libres en el tren o al atardecer para plasmar un primer borrador. Escribir es un trabajo muy solitario, eso me cuesta, y requiere mucha concentración por lo cual los momentos de relax son muy importantes y de otras formas una también esta escribiendo cuando cocina o lava los platos.
LzT: Creo que hay tres fantasmas a la hora de escribir: la hoja en blanco, la procrastinación y la corrección. ¿Cuál es tu opinión sobre ellos?
GM : ¡Ay, la procrastinación es todo un tema! En el 2023 escribí una novela que tenía armada de a pedacitos que quería reunir. Hubo momentos en los cuales no avance en tres meses y otros me sentaba y todo fluía y durante toda la semana tenía presente el devenir de los personajes. No creo que sea la mejor manera de escribir de cualquier modo. Creo que lo mejor es tener una rutina, cuando lo logro me entusiasmo!
LzT: ¿Y cuánto corregís?
GM: Corrijo hasta que me aburro, suena extraño pero es así. Entonces lo dejo por un tiempo y luego vuelvo, pero tengo que huir de la tentación de volver a escribir todo otra vez porque una ya no es la misma cuando paso mucho tiempo desde el primer borrador. Cuando pensé que valía la pena compartir más ampliamente busqué una editora que me acompañó con paciencia y entusiasmo a revisar metódicamente oraciones, puntos, rayas de diálogo y a eliminar rimas. Creo que encontrar una buena editora que disfrute de lo que una armó es muy importante porque te ayuda a revisar y pulir.
LzT: ¿En qué género literario te sentís más cómoda ?
Me gusta escribir novela porque me da la posibilidad de profundizar en los personajes y situar la trama en un contexto, imaginar lugares y paisajes, bucear en la historia. Tengo varias nuevas ideas dando vueltas en la cabeza en forma muy básica pero como necesito hacer un poco de investigación histórica y lo voy posponiendo.
LzT: Si tuvieras la oportunidad de tener una charla con una escritora o escritor, sin importar a que época pertenecen ¿a quién elegirías y por qué?
GM: Me encantaría conversar con Marguerite Yourcenar. Leí muchos de sus libros, uno atrás del otro. Me gusta su humanidad para recrear personajes y periodos históricos, su prosa tan lírica, las capas que hay en su escritura. Ahora, tu pregunta me dio ganas de volver a releer El tiempo, gran Escultor.
Me gusta escribir novela porque me da la posibilidad de profundizar en los personajes y situar la trama en un contexto, imaginar lugares y paisajes, bucear en la historia
LzT: ¿Qué autores, libros o textos influyeron en tu vida y de qué manera?
GM: ¡Muchos! Siempre fui muy lectora. Difícil hacer una selección, pero voy a empezar por el primero que recuerdo: Los tres Mosqueteros de Dumas. Leí una versión abreviada pero bien nutrida, mi primer libro casi sin dibujos. Cuando lo termine pedí inscribirme en una clase de esgrima a la que asistía mi hermano en el club barrial. Por suerte, digo ahora, duro poco… de camino en el mismo edificio escuche una música de piano lejana, entonces descubrí una escalerita que llevaba a un subsuelo y otra que subía a la parte trasera de un escenario donde enseñaban ballet, ahí me quede muchos años y el amor por la danza perdura aún en mi. También note rápidamente que no había muchos libros de bailarinas a mi alcance.
Cortázar, en la adolescencia fue todo un descubrimiento que un autor de renombre escribiera con humor, también me gusta como recorre las emociones y que Paris se transforme en cualquier barrio de Buenos Aires con facilidad, también por su musicalidad.
Y ya al terminar el secundario apareció Rachel Carson con su Primavera Silenciosa hablando del impacto ambiental de los agroquímicos sobre la naturaleza y los seres humanos y eso moldeó, entre otras cosas, mi decisión por dedicarme a la ecología.
LzT: Un enorme y variado recorrido ¿Hiciste o hacés talleres de escritura?
GM: Durante la pandemia me sumé al grupo de lectura y entrevistas a escritores contemporáneos de NAU https://www.instagram.com/nauexperiencias/, El Faro que coordinaba Pedro Mairal y que ahora continua Inés Castro Almeyra con mucho entusiasmo y calidez. Una experiencia lindísima en la cual empecé a reconectar con nuevos escritores de Argentina y habla castellana y muchos lectores empedernidos que comparten la pasión de la lectura y la escritura.
Luego seguí con una serie de talleres literarios cortos que me ayudan a seguir pensando sobre técnicas de escritura. Me parece muy importante y valioso preservar esos espacios donde uno puede compartir lo que escribe con otros y que te devuelvan comentarios e impresiones.
Cortázar, en la adolescencia fue todo un descubrimiento que un autor de renombre escribiera con humor, también me gusta como recorre las emociones y que Paris se transforme en cualquier barrio de Buenos Aires
LzT: ¿Qué pensás de los concursos literarios. ¿Tenés algún tipo de experiencia?
GM: El año pasado me presenté al concurso de Lumen y el hecho de tener una fecha límite de presentación me ayudó a darle una edición final a la novela que había escrito. Además me hacía ilusión que alguien fuera del círculo de mis amigos y familiares leyera el manuscrito. Creo que es una buena experiencia aunque el proceso es un poco largo e impersonal sobre todo porque te piden que no te presentes a otro concurso al mismo tiempo. Es una lástima que no haya más concursos en Argentina.

LzT: ¿Publicaste algún trabajo? ¿Qué sentís respecto a publicar?
GM: Publiqué notas y cuadernillos profesionales lo cual es parte de mi trabajo, de mi día a día y también ayudo a editar lo que publican otras personas de mi equipo. También estamos en distintas conversaciones con el sector editorial global en materia de prácticas sostenibles.
Para esta primera parte del año me he propuesto terminar de editar la novela que escribí en castellano (la que envié al concurso) y editarla en inglés (ya está traducida) y buscar oportunidades para compartirla. Me entusiasma la idea y ver como resuena con nuevos lectores, para mi toda una nueva aventura en la que me zambullo con curiosidad aunque no exenta de algunos interrogantes y miedos porque es una forma diferente de exponerse también. Siempre estoy llena de ideas y me encantaría también transformar el material en un libreto para cine o teatro.
Veo que el panorama de la publicación es complejo y para mi más porque vivo en un país donde se habla otro idioma por lo cual entender el mercado editorial del otro lado del Atlántico tiene sus bemoles aunque tenga a España cerca. Estoy aprendiendo mucho sobre el proceso de edición y publicación y me maravilla la cantidad de editoriales independientes que han surgido. Veo que es difícil para escritores primerizos publicar y por eso la autoedición es una opción.
Además me interesa la promoción de la lectura y los autores en español por estas tierras, por eso el año pasado empecé a colaborar con la London Spanish Book and Zine Fair, un evento autogestivo organizado por la revista La Tundra, bajo la dirección de Silvia Demetilla y que tiene el apoyo de autores, editores y el Instituto Cervantes entre otros. Me convocaron a entrevistar a la maravillosa Virginia Higa, autora de Los Sorrentinos y El Hechizo del verano que vino desde Estocolmo y tuvimos una charla muy entretenida. Es un evento que necesita mucho apoyo y que es un puente entre culturas.
LzT: Se que estuviste en la London Book Fair. ¿Nos contarías un poco más sobre este evento?
GM: Si, esto fue hace unas semanas y tuve la suerte de poder ir. La London Book Fair es un evento global donde entrevistamos con Silvia Demetilla a Claudia Piñeiro https://www.instagram.com/claudiapineiroescritora/, que era una de las escritoras invitadas. Ella estaba muy emocionada por el reconocimiento y nosotras encantadas y orgullosas porque una escritora argentina haya sido destacada en un evento de mucha influencia en el mundo editorial.
También hay que destacar el trabajo de difusión que hace Charco Press https://www.instagram.com/charcopress/, un emprendimiento editorial maravilloso en Escocia que está traduciendo al inglés y publicando a muchos escritores de habla castellana. A nosotras nos encantaría traer a muchos de los autores. Ya nos estamos volviendo ambiciosas…
LzT: ¡Qué interesante ese encuentro! ¡Y además pudiste hacerle una entrevista (*) a Claudia Piñeiro, un verdadero lujo! Nos contarías qué estás leyendo.
GM: Leo mucho y varios libros a la vez. De Paris a Monastir de Gaziel, una crónica de la Primera Guerra Mundial y Los nombres de Feliza de Juan Gabriel Vázquez. Me está esperando Diario del Afuera de Annie Ernaux.
LzT: ¿Tenés alguna librería favorita en tu ciudad?
GM: En Londres me gusta mucho Daunt por la variedad de literatura de todo el mundo y de viajes y su atmósfera cosmopolita. En Buenos Aires, Eterna Cadencia por las charlas que organizan también (de hecho asistí a una recientemente) y más cerca de mi barrio natal Atlántica en Directorio al 100.
LzT: Tengo el WhatsApp del genio de la lámpara y te concede un deseo. ¿Cuál sería?
GM: Paz y amor en el mundo en que vivimos. Va a tener que trabajar mucho ese genio.
LzT: ¿Compartirías algún texto con nosotros?
(*)Entrevista a Claudia Piñeiro
Algo más sobre Graciela Melitsko
Graciela Melitsko nació y creció en Buenos Aires y vive en el Reino Unido desde 2001. Trabaja en cultura, ecología y cambio climático con los sectores de la música, el cine, el teatro, las artes visuales y los festivales en Europa, América Latina y el Caribe, combinando capacitación con proyectos de gestión ambiental (@Julie’s Bicycle) Desarrolla capacitación para organizaciones y hace presentaciones en museos, eventos culturales y organizaciones internacionales. Estudió Psicologia en la Universidad de Buenos Aires y Política Urbana y Ambiental en la Universidad de Tufts, Boston, Massachusetts. Desde una perspectiva ecológica y multidisciplinaria, trabajó como investigadora, profesora y diseñadora de políticas públicas ambientales, un campo en el que es autora de informes y publicaciones especializadas.






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