Buenos Aires, Argentina

El año pasado también tuve la suerte de tenerla, durante dos clases, como docente en un taller de escritura. Escucharla hablar, con ese ritmo pausado que la caracteriza, tiene un efecto único: el tiempo se desacelera, como en el “tiempo no apurado” de Osías en la canción de María Elena Walsh. Fue en ese taller donde leyó en voz alta un cuento mío, algo que no voy a olvidar: escuchar mis palabras en su voz me hizo sentir un escalofrío y además agradecimiento, por la profundidad de sus correcciones.

Hoy vuelvo a agradecer la generosidad de Alejandra por sumarse a este proyecto y contarnos qué ama hacer cuando no está escribiendo.

AK: Apenas en los márgenes puedo hacer cosas que me gustan. Mi tiempo en gran parte ya no me pertenece. En esos márgenes, ando en bicicleta.

AK: Muchos de los momentos que recuerdo como felices han sido arriba de una bicicleta. He viajado en bicicleta, o con la bicicleta muchas veces en el pasado, siendo joven y hasta he podido disfrutar de hacerlo con mi hijo.

La bicicleta me da posibilidad de sumergirme en el paisaje con el cuerpo (a diferencia de un auto) y de moverme más y a más velocidad que caminando.

AK: Cuando salgo en bici puedo bien ir directo a un paisaje en particular (algún parque como Palermo o Saavedra) o improvisar recorridos, a veces escucho música y sólo pedaleo y pienso, otras miro todo, me sorprendo, soy parte del lugar por donde paso.

AK: Siempre tuve bicicleta y siempre fue una parte importante de mi vida. Recuerdo claramente cuando «me sacaron las rueditas», y a cada una de las bicicletas que tuve.

AK: No anduve nunca en grupo, pero sí en pareja, o como dije antes, con mi hijo. Por ejemplo, cuando él era más chico, en verano salíamos a la noche en bicicleta a tomar un helado.

También salí en una época con un par de amigos, íbamos hasta Punta Chica, desde Saavedra. En los últimos años también salí alguna vez a andar con Inés Fernández Moreno, por Agronomía y Parque Chas.

Creo que cuando vaya envejeciendo y vaya dejando de hacer algunas cosas, cuando ya no pueda, quiero decir, la que más me va a doler va a ser no poder andar en bici.  

Bio Alejandra Kamiya

​Alejandra Kamiya (Buenos Aires, 1966) es una destacada escritora argentina de ascendencia japonesa, reconocida por su delicada y profunda narrativa breve. Su obra se caracteriza por una prosa lírica y austera que aborda temas como los vínculos afectivos, la vida cotidiana, la muerte y la conexión con la naturaleza. Sus cuentos invitan a una lectura pausada, donde lo no dicho y lo sugerido cobran especial relevancia.​

Inició su carrera literaria después de los 40 años, tras participar en un concurso que la motivó a dedicarse a la escritura. Se formó en los talleres literarios de Inés Fernández Moreno y Abelardo Castillo, lo que influyó notablemente en su estilo y enfoque narrativo.​

Entre sus publicaciones se encuentran:​

  • Los árboles caídos también son el bosque (2015)
  • El sol mueve la sombra de las cosas quietas (2019)
  • La paciencia del agua sobre cada piedra (2023)​

Estos tres libros de cuentos fueron reunidos por la editorial Eterna Cadencia en 2024, consolidando su trilogía narrativa.​

A lo largo de su carrera, Kamiya ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio Konex en la categoría Cuento por el período 2019-2023. Su obra ha sido elogiada por su capacidad para transmitir emociones profundas con una escritura contenida y precisa.​

Además de su labor como escritora, Alejandra Kamiya ha participado en talleres y encuentros literarios, compartiendo su experiencia y visión sobre la escritura y la lectura.​

Deja un comentario

Tendencias