General Roca, Córdoba, Argentina

LS: Vivo en General Roca, en Córdoba que es un pueblo pequeño rodeado de campos de siembra. Muy parecido a  “Los Llanos” de Federico Falco.

Además hago talleres semanales de narrativa y poesía. Y estoy trabajando en un segundo libro de poemas. 

LS: Empecé a leer desde muy chica porque mis padres tenían una biblioteca muy nutrida que era mi espacio de juego y exploración. Mis padres son maestros y cuando notaron mi interés me enseñaron a leer antes de empezar la escuela. Las palabras y la escritura brotaron desde chica. Los poemas fueron mi refugio. Tengo algunos cuadernos de esos primeros coqueteos con la poesía y los atesoro. No puedo precisar la edad exacta de los primeros escritos pero los poemas que tengo guardados son de mis 12, 13 y 14 años. 

LS: Me inspiran los viajes, la naturaleza y aquellas pequeñas cosas cotidianas que logran conmoverme. A veces puedo ponerlo en palabras y otras veces se me escapan. Una flor que crece en un muro. Un niño que le escribe una carta a su abuela que acaba de fallecer. Un sueño. La fragilidad del mundo. 

LS: Estudié Comunicación Social porque siempre me gusto escribir. Después empecé a hacer talleres literarios. Como te comenté tengo un espacio cultural y realicé gestiones para que venga el escritor cordobés Javier Quinta. Vino durante dos años a dar taller de escritura. En ese tiempo empecé a viajar a Buenos Aires y realicé talleres presenciales con Pedro Mairal y Natalia Rozenblum

Cuando llegó la pandemia y se abrió la posibilidad del zoom empecé un taller todos los jueves con Pedro Mairal. Esa fue una formación enorme para aprender sobre poesía, que es lo que más me gusta. Casi en la misma época comencé taller de narrativa con Natalia Rozenblum. Hice taller también con Adriana Riva, Ana Navajas, Claudia Masin, Rafael Otegui, Ana Catania en ese tiempo. 

También me formé durante tres años en Casa de Letras y tuve profesores enormes como Luciano Lamberti y Felix Bruzzone

Actualmente hago taller de poesía con el gran poeta y escritor Santiago Venturini y sigo fiel a mi taller de narrativa con Natalia Rozenblum, escritora que admiro. El año pasado me postule para hacer una residencia de escritura con uno de mis escritores favoritos, Alejandro Zambra.  Fui seleccionada para participar. Éramos 15 personas, durante cinco días completos, leyendo y aprendiendo de este escritor increíble. Fue una experiencia transformadora e inolvidable. 

LS: Hago Yoga hace 20 años. Si tuviera que elegir tres actividades fundamentales en mi vida, estas serían: leer, escribir y practicar yoga. No concibo una sin las otras. El yoga es una manera de habitar el mundo, es mucho más que una práctica física. Es presencia en movimiento y presencia en quietud. En ese espacio brota la poesía como en tierra fértil.  

LS: La hoja en blanco me encanta. Puedo llenarla sin pensar demasiado. Siempre tengo algo para decir. El tema es cuando tengo que releer y discernir si eso que escribí es literario o no. Me resulta natural hacerlo en un poema. En ese espacio acotado y frágil me muevo como pez en el agua a la hora de corregir. En cambio en narrativa me cuesta muchísimo volver a los textos. Me aburro, me frustro  y los dejo sin terminar. 

LS: La publicación de mi libro de poemas fue algo orgánico. Tuve la necesidad de publicar. Vi claramente el título y lo que quería en la tapa del libro. La mayoría de los poemas fueron escritos y corregidos dentro del taller con Pedro Mairal y con un grupo de compañeros increíbles que me ayudaron a crecer y mejorar. Cuando terminó esa etapa, sentí que quería ver plasmado en algo tangible esos poemas y ese proceso. Entonces me arremangue y me puse a trabajar para hacer realidad el libro. En el camino conocí a la escritora y tallerista Ana Catania, ella me ayudo a encontrar el camino y la confianza para lograrlo. Fue mi correctora y amiga incondicional en el momento previo a la publicación y escribió la contratapa del libro. 

Uno de los poemas de mi libro “Soy Poesía”  fue seleccionado para formar parte de una antología poética de poetas de Córdoba y Santa Fe. 

LS: Antes de la pandemia empecé con un programa semanal de radio que se llama “Irradiando Arte” y es un espacio que atesoro. Compartir lo que me gusta es algo que me sale de manera natural. Creo que cuando algo se hace desde el entusiasmo genuino las cosas llegan donde tienen que llegar. 

El programa de radio ha ido mutando y transformándose. En ese proceso yo también encontré cierta fluidez y seguridad. Ahora no solo es radio sino que se puede ver por YouTube. Es increíble que desde un pequeño pueblo de Córdoba se pueda trasmitir a cualquier parte del mundo. 

LS: Estoy leyendo a Mario Montalbetti, poeta y lingüista peruano que me gusta mucho. Hace poco dio un taller en el Malba y me partió la cabeza. Ya había leído algunos de sus libros de poemas pero ahora lo estoy releyendo con otro bagaje y conocimiento. Este año empecé un nuevo taller de poesía con uno de mis poetas contemporáneos preferidos, Santiago Venturini y con su guía estoy descubriendo nuevas dimensiones y posibilidades en cuanto a lo poético. Hace poco nos acercó otro poeta maravilloso que se llama Mark Strand y quede hipnotizada, no puedo dejar de leerlo. Estoy muy entusiasmada con esta nueva etapa de aprendizaje y descubrimiento. 

Como dije antes, empiezo a vislumbrar la posibilidad de materializar un próximo libro.

Mi mesa de luz esta siempre tapada de libros empezados y de otros que quiero leer. Hace poco terminé el “El año en que hablamos con el mar” de Andrés Montero. Es una novela que me gustó mucho. 

LS: Tinta y tiempo, como dice Drexler.

LS: Voy a compartir uno de los últimos poemas que escribí. 

Ese día

Confundiré turnos y nombres

psicóloga con quiropráctica 

me distraeré en redes y consolaré

a una amiga  le acariciaré 

el brazo los dedos de la mano 

me miraré en sus ojos hundidos 

en manchas oscuras sin lágrimas

mapas de los días en el sanatorio 

cuidando a su madre 

esperaremos juntas la despedida 

a la mañana otra gente la abrazara 

le dirán que lo sienten

un cura hablara del amor de madre

de sus hijos nietos y bisnietos

los nombrara uno por uno mientras 

yo temblaré un olvido inexistente

hablará de un dibujo y una carta del niño 

último en la línea que trazan 

las generaciones. La carta dirá:

te voy a extrañar nona pero todos

los días voy a seguir hablando con vos.

                                                  Laury Salinas-Mayo 2025

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