Buenos Aires, Argentina

Con Laura Wittner https://www.instagram.com/otra_laura_wittner/ poeta, escritora y traductora, nunca me crucé personalmente. No compartimos talleres ni lecturas ni charlas literarias. Pero si la conocía por sus libros de poemas, por sus traducciones, por sus libros infantiles y además por algunas entrevistas.
Nos contactó Max Mirelmann (a quien le agradezco) y a partir de ahí empezó un intercambio de mensajes para poder hacer esta nota. Laura no sabía quién era yo, pero confió y tuvo la generosidad de contarme qué hace cuando no escribe.
Estoy muy contenta y agradecida por la oportunidad de conocer un poquito más sobre esta escritora argentina tan valiosa para nuestra cultura.

LzT: Me comentaste que una de tus actividades favoritas es nadar. ¿Lo hacés en pileta o en aguas abiertas?
LW: En pileta y en solitario. Puedo tirarme unas brazadas si estoy en el río, pero no tengo la técnica, el entrenamiento ni el coraje para nadar en aguas abiertas. Admiro mucho a quienes lo hacen.
LzT: ¿Nadar es un espacio de silencio o allí surgen nuevas ideas?
LW: Las dos cosas. Mucho silencio y mucho ruido del bueno. Más que ideas suelen surgir soluciones para cosas que en el mundo real (el mundo de fuera del agua) están trabadas. Como siempre: destrabar el cuerpo destraba la mente.
LzT: Invierno y natación… ¿una fiaca?
LW: ¡No! Un desafío hermoso y una fuente de energía para esos meses en que el sedentarismo acecha más que de costumbre.

LzT: Otra de tus pasiones es el cine ¿Hay alguna película que hayas visto tanto que casi la sabes de memoria?
LW: Sí, The Sound of Music (o La novicia rebelde), de Robert Wise. La habré visto unas siete veces en mi infancia, lo cual implicó ir a verla siete veces al cine. Después se me fue alejando pero me quedó la música (tengo el CD), y cuando nacieron mis hijos conseguí el DVD y también para ellos se convirtió en favorita. Con mi hija la habremos visto no puedo calcular cuántas veces. Maria, sus canciones y la familia von Trapp son una referencia constante en casa.
De la temprana juventud traigo Point Break (o Punto límite), de Kathryn Bigelow, que también me sé casi de memoria y que vuelvo a ver siempre que puedo.
LzT: ¿Le cambiarías el final a alguna película?
LW: Este tipo de pregunta siempre me sorprende, creo que nunca pensé un final alternativo para una película. Me gustan enteras o no me gustan, las tomo así como vienen. En una palabra: cuando todo va bien me las creo. Y si me las creo no quiero imaginar que yo podría cambiarlas, es como si se rompiera el hechizo.
LzT: ¿Tenés alguna directora o director de cine favorito?
LW: Me es difícil elegir uno solo, ¡me sería difícil elegir diez! Pero a efectos de esta conversación voy a nombrar cinco favoritos: John Cassavetes, Eric Rohmer, Lucrecia Martel, Nanni Moretti, Michelangelo Antonioni.

LzT: Mencionaste a dos directores italianos y me gustaría saber si tenés alguna relación especial con el idioma, si lo estudiaste.
LW: Vengo estudiando italiano intermitentemente hace cuarenta años: me tocó en cuarto y quinto de la secundaria y al principio no me lo tomé muy en serio, me llevó un tiempo darme cuenta de que iba a ser mi idioma preferido. Es decir: me opuse, me burlé, y así burlándome empecé a aprenderlo, y ya a mitad de quinto ansiaba hablarlo de verdad. Así que a lo largo de la vida fui volviendo a él; a veces por mi cuenta (lecturas, cine, música), otras aprendiendo formalmente (recibí mi diploma en la Asociación Dante Alighieri) y ahora, en los últimos años, tomo clases de conversación online en una escuela hermosa que se llama Italiano Oggi. Es el mejor momento de la semana.
LzT: En un viaje a Roma visitaste el Nuovo Sacher el cine de Nanni Moretti. ¿Nos contarías algo de esa experiencia?
LW: El Nuovo Sacher es un cine chiquito y hermoso, como de los años setenta. Adelante tiene un patio con mesas, adentro un café cuyas paredes están cubiertas de pósters de películas (con café rico de verdad y unas tacitas hermosas), y una sala de butacas rojas, muy bien mantenida y con muchísimo espacio entre filas, como para que puedan estirar las pìernas incluso las personas muy altas. Proyectan estrenos y también organizan ciclos, retrospectivas, etc., y muchas veces van las directoras o los directores a charlar con el público y con Nanni.



LzT: ¿Participaste de alguna actividad?
LW: Si, vimos una película franco-italiana que ahora se acaba de estrenar acá, Fuera de temporada. Es en francés y los subtítulos estaban en italiano, así que fue un lindo ejercicio.

Algo más sobre Laura Wittner
Laura Wittner https://www.instagram.com/otra_laura_wittner/ estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y realizó estudios de posgrado en la ciudad de Nueva York. Publicó libros de poesía como Balbuceos en una misma dirección, Lugares donde una no está y Traducción de la ruta. Además, cuenta con un amplio repertorio de libros para niñxs, entre los que podemos encontrar Un cuento con zorros, Carta de mami, Vecinos bichos, Mi casa a veces, entre otros. Asimismo, trabaja como traductora para diferentes editoriales, como Blatt & Ríos y Eterna Cadencia. Tradujo al español escritores como Leonard Cohen, Katherine Mansfield, Anne Tayler, David Markson y Leanne Shapton. Escribió un libro sobre traducción, Se vive y se traduce de Editorial Entropía (2021). Además Tengo un hijo alto fue seleccionado para participar este año en la Bologna Children Book Fair. Coordina talleres de escritura y traducción.
De yapa 😉
El poema El taxi para en un semáforo de Laura Wittner leído por Fabián Casas https://www.instagram.com/p/DH9NnuVRpqV/






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