El tiempo pasa 
nos vamos poniendo viejos

Pablo Milanés
El Comercial de Ballester hoy

2023

31 de marzo

Claudia Avila (en adelante Avilita 🙂 ) nos comenta en el grupo de WhatsApp que compartimos con algunos ex compañeros de la escuela secundaria convertidos luego del paso del tiempo en amigos entrañables, que este año cumpliremos 40 años de egresados y que estaría bueno celebrarlo.

Por supuesto estallaron las bromas y alguna que otra anécdota, probablemente repetida centenares de veces en estos 40 años pero lo que predominó fue la incredulidad de que hayan pasado tantos años.

Silvia Rodríguez da un paso adelante y nos envía una versión del tango Volver, de Gardel y Lepera con una letra acorde con los 20 ➕ 20 años que pasaron de nuestro egreso. Por cuestiones de respeto a mi gran amiga no pongo ese audio 😉 pero creo que está para presentarse en algunos de los realities dedicados a la canción.

La muchachada Whatsapera enloquece y propone juntada para cantarlo con acompañamiento de la guitarra de Osvaldo Palau, todavía tenemos pendiente esta reunión.

12 de mayo

Avilita nos comenta que armó un grupo de Facebook convocando a otras personas que formaron parte de nuestro curso con el fin de pensar en una celebración para noviembre. Nos recuerda, aunque claramente es algo que no olvidaremos, que nuestro egreso coincidió con la vuelta de Argentina a la democracia. ¡Cómo olvidar la gran diferencia que fue ese último año de cursada respecto a los cuatro anteriores! realmente habíamos empezado a respirar, muy de a poco, algo de libertad.

8 de agosto

Puedo darle forma a una ocurrencia que me venía dando vueltas por la cabeza desde hacía unos meses con la idea de armar un artículo con testimonios y en lo posible fotos (aunque parezca raro no tenemos muchas de aquella época) de quienes compartieron esos años conmigo, tener su visión compartida de esos tiempos. Gracias a las redes sociales seguí en contacto con personas que fueron conmigo a la escuela y lo interesante es que a algunos de ellos no volví a verlos desde que egresamos.

Envié un texto donde invitaba a cada uno a participar con alguna anécdota de aquellos años vividos en el Comercial. Muchos se entusiasmaron con la idea y fue Silvia González quien tomó la delantera y ese mismo día me envió uno de sus recuerdos. Cuando le comento que fue la primera en hacerlo me remarca que por eso se sentaba adelante en el curso 🙂

15 de agosto

Osvaldo Palau nos comenta que Carlos Mancuso, uno de nuestros compañeros falleció hace algunos días, quedamos todos muy conmovidos con esta triste noticia 😦

30 de agosto

Avilita nos confirma que el 4 de noviembre la Escuela Nacional de Comercio Manuel Belgrano o para nosotros El Comercial hará una celebración especial con los que cumplan 25 y 50 años de egresados (festejo habitual) pero además agregará a quienes hayamos egresado en 1983 porque la idea es celebrar además los 40 por la vuelta de la democracia. Siento que somos muy afortunados 🙂

Septiembre

Sigo recibiendo testimonios que me traen recuerdos de situaciones que había olvidado, y eso me hace reír y hasta lagrimear un poco.

29 de septiembre

Avilita nos envía fotos del lugar donde serán los festejos, o sea de la escuela por dentro, muy emocionante. En mi caso estoy llena de buenos recuerdos y además conservo a una gran cantidad de amigas y amigos de esa época, con los que volvemos a sentirnos adolescentes cada vez que nos juntamos.

16 de octubre

Envío el material escrito para mi amigo Puche le de una mirada y haga las correcciones que crea necesarias 🙂

17 de octubre

El artículo con los testimonios de los que quisieron sumarse ve la luz. Agradezco a todos los que se sumaron y también a aquellos que se entusiasmaron pero que no pudieron escribir nada. Sigamos celebrando la vida.

1 de noviembre

Cuando estaba a punto de subir el artículo a las redes Osvaldito 😉 nos sorprendió por WhatsApp con la versión cantada de Volver con la letra de Silvia Rodríguez. Un golazo en el último minuto… tiemblan Gardel y Lepera 🙂

 VOLVER 40 AÑOS DESPUÉS

Yo adivino el parpadeo de las luces que no veo

y van marcando el deterioro…

Son la mismas que alumbraron profes sádicos y viejos

mis aplazos con dolor…

Era un embole todo eso, 

mas nos fue dejando el más puro amor…

Prado y La Doda, tanto nos fue dicho…

surfeá tu vida, dale, vos podés…!

Aunque costó fumarse todo eso,

sólo por un instante hoy queremos volver.

Volver… un ratito a ese fondo,

un vergel de planteos y nunca un 10…

Sentir… que es un gozo la vida,

40 años no es nada, me mantengo parada,

juntarse es la norma, brindar y qué importa…!

Vivir… disfrutando la farra, por nuevos reencuentros

en torno a un malbec !

Tullio Laura Zulema

Recuerdos de mis compañeros

Avila (Avilita) Claudia (5º 4ta)

“INCENTIVAR EL DESORDEN”

Ese fue el desacertado motivo que pusieron en mi parte de amonestaciones, para que
mi papá Carlos Avila corriera al Comercial de Villa Ballester, una mañana de no sé qué
día, para pedir en la sala de preceptores que por favor quitaran esa oración, porque
era humillante para él y para mí mamá!
Cuando vi a mis padres enojarse al leer la libreta, entendí que no podían creer que su
hijita se había portado tan mal para ligar unas 10 amonestaciones, porque era una
santa y se portaba muy bien en el colegio.
Pero en realidad no era eso, sino esa frase: “incentivar el desorden”, claro, estábamos
en época de dictadura militar y eso sonaba muy feo.
Resulta que al término de un recreo, los 5tos. Años, que nos sentíamos tan de
avanzada en aquél momento, decidimos no entrar a las aulas y seguir haciendo bardo
(simplemente cantábamos y aplaudíamos), por las escalinatas de la escuela. Y a la
primera que encontraron para castigar fue a mí, que encima iba última!
La Sra. Susana, la jefa de preceptores de aquel momento a la que todos temíamos, fue
la encargada de llevarme a la dirección y ordenar ese castigo.
Pero mi papá fue muy claro! Y dijo: “no me importan las 10 amonestaciones, podían
ser 20 si mi hija se portó mal, pero por favor les pido que cambien esa oración porque
mi hija no es una guerrillera”.
Claro, tenía razón! Estaba lejos de toda violencia! Ja, ja, ja!
Y lo logró, me cambiaron la frase, pero las amonestaciones no.
Recuerdo muchas cosas de aquel secundario hermoso que vivimos y que agradezco me
haya marcado un camino profundo de formación, pero esta vez quería recordar a mis
papás con esta anécdota, que me acompañaron y me apoyaron tanto en ese recorrido
del 79 al 83, porque ya no los tengo.

González Silvia (5º 4ta)

Te tiro una: como recordarás, nuestro paso por la secundaria, transcurrió durante el gobierno militar por lo que nos tenían bastante  «cortitos». Por tanto, las escapadas a la Plaza  Roca a tomar mate, y guitarrear  eran  lo mas. Pero, con el tiempo, y ya  casi iniciando la democracia, nos atrevimos a más…

Me acuerdo cuando me invitaron «las  del fondo» 😂😂 a ratearnos. No quiero olvidarme de ninguno de los que estaban asi que, perdón si no los nombro. Nos fuimos al bajo de Belgrano a tomar mate y a jugar al voley. La pasamos bárbaro y, claro, teníamos que justificar la falta masiva ya que eramos unos cuantos incluidos algunos de los chicos por lo que no se les ocurrio  mejor idea que inventar que habíamos tenido un accidente. Hubo maquillaje verde, vendas y rengueras. No recuerdo si lo terminamos blanqueando o se  enteraran al leer esto  😂😂

Como recuerdos, las juntadas en algunas de las casas, la participación  en domingos que nos permitió viajar, el viaje mismo. En fin, muchos hermosos momentos que vivimos juntos.

Feliz de poder ser parte de tu proyecto que me removió la memoria del corazón. Gracias por esto.

Ramos Fabián (5º 3era)

A cuarenta años de egresar del colegio, tal vez llegó el momento de regalarle (y regalarme) un pequeño balance de esa lejana experiencia. Con tristeza veo que lo primero que recuerdo y sobresale son todas las negatividades de esa época, a la que no tengo como particularmente buena y feliz. La evoco poblada de mucha obediencia (detestable seudo valor, por cierto), de indiferencia adulta, tedio, y verticalidad. Mucha y bastante eficiente instrucción, pero escasa educación. Poco pensamiento, poca escucha. Mucho miedo. Es cierto que con el telón de fondo de la dictadura, el “no” y el “prohibido” omnipresentes, no había mucho espacio para hacer de la escuela un lugar amable. En mi recuerdo, sin duda selectivo, abundaba además en rituales y tratos destinados más a descubrir las durezas del mundo que sus maravillas, y contaba con pocas almas (sin duda que las hubo, también) dedicadas a frotar la lámpara de la inteligencia; más bien estaba poblada de otras muchas abocadas a hacernos pagar las facturas de su propia frustración de maestros poco reconocidos, con desgano y ningún interés de entender la difícil mente adolescente.

Contra todo pronóstico (no eran esos profesores una gran motivación vocacional) devine educador, profesión que ejercí casi íntegramente fuera de mi país, concretamente en Perú. Ahí mi experiencia en el Comercial sirvió por sobre todo como anti ejemplo: durante el largo cuarto de siglo dedicado a niños y adolescentes, la referencia a mi propia experiencia como alumno se constreñía a la búsqueda de hacer las cosas de manera radicalmente distinta a la que había vivido. Intentar ser autoridad desde la confianza, y no del miedo; construir normas explicadas procurando acompañar potenciales ciudadanos, plenos de derechos (el primero, entender de qué se trata); centrar la educación en la reflexión y no en la sanción. Buscando siempre que la transformación esperada se base en el diálogo, en el afecto, y no en la distancia emocional. No han sido entonces años de acercamiento cariñoso a lo vivido, sino más bien de mucha diferenciación y crítica de nuestra escuela. Debo decir sin embargo que descubrí en esa práctica que no se trataba de un trabajo fácil, nunca lo es, lo que tal vez me acercó (no mucho, como verán) a cierta comprensión y empatía con los (ahora) colegas.

Sin embargo, no todo es negatividad Hay elementos en esa escuela que vivimos y padecimos que son dignos de destacar y enaltecer, y que van más allá de la calidad humana de cada profesor. En mi modesto entender, el mayor valor de esa escuela de los ochentas, gratuita, pública, mixta, fue para mí su pluralidad: libre de clases sociales, sin discriminación de pobres ni ricos, ausente de racismo, un crisol en el que todos estábamos inmersos igualitariamente. Me dio, nos dio, una inmersión (e insisto, es mucho, un valor escaso y que a mi juicio va mermando cada vez más) en un mundo variado, democrático en algún sentido (no en el trato ni la posibilidad de elegir, sí en el aprendizaje de la diversidad. No sé si le importábamos a alguien, pero todos importábamos más o menos lo mismo, y eso no es poco. Éramos pares, iguales). Desde allí alentó la empatía, una mirada sobre el otro, una construcción comunitaria valiosa. No es tan usual como uno pensaría y querría: donde vivo los colegios son tristemente como cajas, cada una preparada para recibir personas marcadas por sus diferencias, de bolsillo, de color, de poder. La pregunta ¿a qué colegio fuiste? es un lugar común que sirve para situar al prójimo, discriminarlo, definir si es mi igual o no Nuestra escuela no fue en esa dirección, y en ese sentido fue mejor. Contribuyó a la forja de un mundo de iguales, argentinos todos, algo que nos distingue en el mundo. Para mí, un valor esencial.

Además de esto, o justamente por ello, permitió topar y vincularme con un gran grupo de congéneres buenos, generosos, algunos con los que puedo hasta el día de hoy compartir el hermoso campo de la amistad, y otros, más lejanos, que habitan el mundo de los buenos recuerdos. Las dos cosas, el aprendizaje plural, y esos afectos entrañables fueron las mejores enseñanzas, la mejor experiencia, y las considero claves de mi proceso de humanización, si cabe llamarlo así, y desde allí estaré siempre agradecido. Felices cuarenta años, feliz aniversario.

Orecchia Claudia Gabriela María (5º 4ta)

Tengo esta foto. Recuerdo q Prado no quería mucho al grupo de las chicas del fondo, xq según se decía le caian «muy simpáticos» Javier y Claudio y nosotras estábamos siempre con ellos.

Pulleiro (Puche) Guillermo Eduardo (5º4ta)

El tomate salió volando desde nuestro grupo pasó por sobre la cabeza de los chicos de cuarto para
estrellarse violentamente en la puerta de la Rectoría, a centímetros de la cabeza de Susana, la jefa de
Preceptores. Todos, creo que inconscientemente y sin intervención de la voluntad, exclamamos ¡Uhhhh!
Ninguno era un santo, pero teníamos nuestros límites, y un tomatazo dirigido a la cabeza de la jefa de
Preceptores los sobrepasaba a todos. La tradicional fiesta de despedida del secundario que, cada año,
cuarto organizaba a quinto había estado, desde el comienzo, plagada de pequeños quilombitos, pero, justo
antes de terminarse, se había ido francamente a la mierda.
En seguida, los preceptores nos vinieron a buscar. Los culpables de siempre: Javi y yo. Eso jamás se
ponía en duda. Lo de inocentes hasta que se pruebe la culpabilidad, te la debo. Buscaron, también, a un X
de cuarto año para que hubiera uno del otro bando. Por el Comercial de Ballester no se enteraron que
estamos en 1983 y que se terminó la Dictadura.
Susana nos lleva a Javi, al X y a mí de vuelta al aula dónde se había intentado, sin éxito, llevar a cabo una
pacífica fiesta de despedida. La escena era caótica: sillas volteadas, comida tirada, gaseosa chorreada y
cubiertos desparramados por el piso. Los quilombitos previos habían generado un caos que el tomatazo
final minimizaba. Susana, con su habitual dulzura, nos ordena que limpiemos todo inmediatamente sino
queremos tener problemas serios. No está mal pensado: pone una sanción disciplinaria por el tomatazo y
soluciona el problema de la limpieza con una sola orden. Javi y yo nos plantamos: ni en pedo. Susana se
envalentona, o limpian o llamo a la policía. Las sombras de la Dictadura todavía tiñen a la Democracia.
Llama a quien quieras, sacamos pecho Javi y yo, remanijas por los aires nuevos de la primavera
Alfonsinista. El X interviene, ustedes se van, pero yo sigo el año que viene, dice y se pone, resignado, a
ordenar el caos. Tiene razón, nosotros nos vamos.

Quintana (Quini) Gustavo Antonio(5º 4ta)

De la secundaria tengo montón de recuerdos, de 1ero 7ma cuando empezamos en «el gallinero» el aula tipo prefabricada a una anécdota graciosa cuando se enojo la profe de contabilidad y nos empezó a gritar y se le salio la dentadura jaja, los fines de semana en el Tigre y el broche de oro el viaje a Bariloche, mis compañeros de la secundaria que aunque no los vea estarán siempre en mi corazón de recuerdos.

Gustavo «QUINI» Quintana 

Forever 5th 4th

Rodríguez Silvia Mabel (5º 4ta)

1979 – 1º 4ta

1980 – 2º 3era

1981 – 3º 4ta

1982 – 4º 4ta

1983 – 5º 4ta

¡Wow! Ya pasaron 40 años de esa época hermosa donde la mayor preocupación era «levantar geografía» con Prado o asegurarse que el cinturón del delantal estuviera lo más bajo posible, tipo a la altura de las caderas 🙂 jaja y «abuchonado» hacia arriba.¡¡Ustedes me entienden!!

Uhh.. y ahora me estoy acordando qué temprano entrábamos ¿no? Creo que era entre 7.30 y 7.40 😦 . Claro, 12.30 ya estábamos «ARAFUE» … salvo que tuviéramos 7ma y salíamos tipo 13.15 ¡Qué garrón!

Me vienen un montón de caras a la mente. De profes.. compañeros.. preceptores… No me pidan nombres que estoy mayor! 🙂

Bueno bah, de algunos me acuerdo:

Messina ¡Qué miedo me daba! y a la vez la admiraba porque siempre venía súper producida (desde mi visión adolescente). Era rubia, siempre con tacos y daba Matemáticas.. con mucho rigor! Decían que salía con un profe que también generaba respeto (no me acuerdo el nombre 🙂 )

La Doda ¡Vaya apodo! era Rodríguez de apellido, igual que yo… y creo que se llamaba Lidia y daba Contabilidad. ¿Qué hacía yo estudiando contabilidad?????

Manuscrito de Silvia

Cesario: .¡Qué nombre! Ni me acuerdo qué materia daba (aunque creo que daba Instrucción moral y cívica….) pero si recuerdo que siempre nos decía: «Aprovechen esta época, no se quejen, ni peleen entre ustedes.. que en unos años van a extrañar esta etapa» Buahhh, tenía razón ¿no les parece? Pero en ese momento era medio plomo.

Cuellar: Mecanografía con rigor! jua… pero aprendimos.

¿Cómo se llamaba la profe de Merceología? ¡Qué miedo!

Susana: la Jefa de preceptores: el terror en persona! ¡Gran personaje!

Bettendorff: ¡andá a saber si se escribe así! El Director, siempre muy distante.

La familia que atendía el kiosko: el chico, un año mayor que nosotros que salía con Miriam De Santis :O

Anécdota con Susana la Jefa de preceptores

En cuarto y quinto año iba al cole con mi motito Zanella 50 (igual que otros dos o tres alumnos) y nos permitían ingresalarlas y estacionar adentro. Un día a la salida veo que está «Ella» parada al lado de mi moto 😦 What? Resulta que la moto habia perdido un poco de aceite y el piso era de baldosas bordó lustradas con aserrín y kerosene. La cuestión es que me hizo buscar papeles/trapos y limpiar antes de irme. Tenía razón pero lo vivi con mucho estrés porque sus modos no eran muy empáticos… 🙂 En adelante llevaba un cartón para que caiga la gota de aceite. En fin, zafé de que me ponga Amonestaciones… Gracias, Susy 🙂

A ver si me acuerdo de alguna cosita más?

¿¿Se acuerdan cuando pusimos un hilo dividiendo el aula en dos, con un cartelito que decía «ECUADOR«??

Era una división de los estudiosos de adelante y los barderos del fondo

¡Qué feo eso! Igual siento que no había conflictos, era un temas de los profes que marcaban la diferencia. Ponele!

Un día con una profe muy monótona, densa, de quien no recuerdo el nombre (una vez más 😉 ) pero si se que era de Matemática. Hablaba mucho y todo el tiempo decía «o sea» tanto que los del Fondo empezamos a contabilizar (por algo íbamos a ser Peritos Mercantiles Pfff) los o sea y dijimos que si llegaba a los 100 nos parábamos y aplaudíamos. Era la última hora para rajarnos a casa, así y todo, no queríamos que toque el timbre porque se iba acercando a los 80 y pico y seguía… INCREIBLEEEE!!! No nos defraudó, llegó a los 100 O SEAS y cumplimos en ponernos de pie y aplaudir vivamente… La profe quedó helada, no entendía… y lo único que atinó a decir fue: «¡Que sea la última vez!» ¡Pobre Señora! Qué malos esos Pibes :O . Nos fuimos felices con esa boludez.

Me estoy acordando de una anécdota grosa… pero espero que alguien me complete detalles porque hay cosas que se me escapan… (de la memoria, che, ¿qué pensaron?)

Bueno, el tema es que a los cráneos del fondo se son ocurrió hacer ALGO para que suspendan las clases y finalmente la misión fue poner paquetitos de pescado en la calefacción del aula (invierno). Yo me encargué de comprar el pecado y traerlo dividido en paquetitos (¡Qué prolija!) En la puerta lo repartimos y al entrar lo metimos por los agujeros del radiador. Alta varanda empezó a salir y nos hicieron salir al patio… un lío bárbaro. Fue buenísimo perder tiempo y encima salir impunes! Faaa unos piolas barbaros.

Qué bella época amigos! Lo pasamos muy bien! y menciono otras cosas más

Rateaditas a Palermo en tren… siempre avisándole a mi mamá, ja!

Pool en La Perla

Domingos al Recreo de Luz y Fuerza del Tigre, gracias a Javi Teixeira

Las guitarreadas con el langa de Claudio Marino

Cafecitos en el Bar enfrente del cine Majestic

Feliz Domingoooo

Ay cuantas cosas vivimos y disfrutamos . GRACIAS AMIGOS LOS QUIERO

Brasesco, Graciela Mabel

En la bulliciosa aula de estudiantes de 13 años, con mi dedo lastimado pulsando como una batería enloquecida, levanté la mano buscando consuelo más que respuestas. La profesora, con una expresión seria, pensó que estaba ansiosa por participar y me señaló entusiasmada. ¡Ahí fue cuando las risas de mis compañeros explotan como fuegos artificiales! Le comento a la profe Abiatti que tenia el dedo levantado porque para abajo no dejaba de latirme, fue aun peor, risas y mas risas, habia como siempre, algun colgado/colgada, que ni sabia porque nos reiamos, incluido. Pareciamis 43 hermosos locos mas la profe!
Cuestion que el dolor de un dedo se convirtió en el chiste del día, y entre risas contagiosas, mi dolor se volvió más llevadero gracias a la magia del humor adolescente.

4 respuestas a “1983-2023 – 40 Años de Egresados”

  1. Muy bueno Laura. Como vos, me convertí, tal vez sin querer, en el factótum de las reuniones de egresados…solamente que 22 años anttes de lo tuyo. En realidad, habíamos empezado antes, la verdad sea dicha; sin embargo los 40 años fueron especiales. De vez en cuando se arman otras reuniones recordatorias, pero los faltazos me ponen mal y hubo algunos en su momento, por lo que opté por no digitar más cenas. Desde luego, con tanta edad algunos ya miran las margaritas desde abajo, pero nos mantuvimos indemnes hasta el COVID, digamos. Muy interesante la idea de escribir las experiencias de los compañeros, aunque los míos son muy vagos ya y no lo harán. Por lo que veo, en los tuyos se filtró algo de política, inevitable en estos casos pero que debiera omitirse. Voy a reenviarles tu escrito, con tu permiso y a ver si los motivo un poco. Claro que con la presente eocnomía, hay que hacer los números muy finito. Espero siempre tus relatos de viaje con esas fantásticas fotos. Te mando un beso grande. Ricardo

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    1. Muchas gracias, Ricardo! Sólo unos valientes dejaron testimonios. Por supuesto podes compartirlo con quien quieras. Te mando un abrazo muy grande

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  2. Avatar de Patricia De Franco
    Patricia De Franco

    Querida Laura, ¡Qué lindo ver tu publicación! Y sí, es increíble que hayan pasado 40 años de nuestro egreso. Y también es muy lindo ver a algunos con quienes compartimos esos años. Leí los escritos de los compañeros y algunas cosas aún las tengo en la memoria.
    Cada uno vivía cosas personales distintas por aquella época y la escuela quizás resultó un cable a tierra para algunos y para otros una cara distinta de la misma moneda. No sé qué designio del destino se conjugó para que me transformara en profesora y “los del fondo” siempre son mis más amados y con quienes más afinidad siento… no sé si es karma, maldición o bendición.
    Recuerdos tengo salteados, pero obviamente el más fuerte y vívido es cuando abriste el cofre y fue el paso para irnos a Bariloche. Yo no hubiera podido viajar si no se daba esa carambola. Las boinas rojas las tengo grabadas en mi retina. Es más, mi viejo compró TV color ese año para poder vernos “bien”.
    Recordé lo del pescado en los radiadores, de hecho siempre lo cuento como anécdota a mis alumnos, aunque sé que no debería. No sé si alguien recordará que un 21 de septiembre fuimos no sé adónde y al otro día nadie quería ir a la escuela, y decidimos faltar todos, pero no me acuerdo si fuimos sancionados… aún quedaban resabios de la inflexibilidad de los tiempos que se estaban yendo.
    La profesora de Merceología la recuerdo (no su nombre en este momento) porque era tremenda, tenía sus latiguillos como “preguntas ‘capciosas’”… creo que esa mujer me traumó. Al menos aprendí que 15 cc es equivalente al contenido de “un frasquito de esmalte”. La profesora de geografía con “plegamiento caledónico, señor”. La profe de historia Piraino, me ponía a dormir. Ah, y el profesor Estiú que nos señalaba con el dedo para hablar. Las profes de francés eran un tema aparte, los chicos de inglés se iban y nosotros teníamos a Mollo, creo que estaba algo chiflada la doña y luego la Sra Paul que usaba unas polleras ajustadas con el tajo atrás, y un rodetito impecable. Personalmente detesté con todo mi ser al de física, que se llamaba Colonna y me porfiaba que Foucault se pronunciaba /fo’ku:l/ y bueno, así fue que me gané 5 amonestaciones por discutir. Eran épocas complicadas para discutirle a “la autoridad”.
    Bueno, dejo acá, lamento lo de tus papás, los conocí a ambos. Y también lo de Mancu. Sólo continué un par de años hablando muy de vez en cuando con Laura Scrigna. La vida me ha llevado por caminos complejos que no vienen al caso, pero hoy me fue muy grato saber de vos y de todos ustedes, los leí muy emocionada y me da muchísima alegría que hayan continuado frecuentándose. Vos y yo íbamos a escuchar Shandi al lado del cole… y nos esforzábamos en entender las letras…

    Gracias por tan lindo recuerdo y estén todos muy bien.

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    1. Hola Patricia!
      No te puedo explicar la emoción que me dio leer tu mensaje y lo que me hizo reir, como siempre, creo que sería verte y volver a estallarme en carcajadas (demás está decir que quiero que esto pase)
      No tenes una idea de cuánto te busqué por redes, pero todo fue inútil, no llegué a ningún lado. Te paso mi mail y te pido que me escribas lautullio@gmail.com así volvemos a estar en contacto. Qué fantástico que seas profe, lo creas o no algunos de los que peor se portaban siguieron ese camino… todos esos alumnos están salvados.
      Te cuento que nos encontramos por los 40 años en el cole, yo quedé en que iba a escribir algo y no lo hice, pero este mensaje es una invitación para hacerlo. Gracias y más gracias… me mató lo de Shandi.. nosotras siempre en cualquiera.
      Te abrazo
      Laura

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